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viernes, 20 de marzo de 2020

Pandemia. Momento de reflexión.

El mundo necesitaba detenerse y con ello permitir el renacimiento de la "Verdad".
La verdad podría disfrazarse con retórica, tal como lo hacía Agustín, antes de convertirse en San Agustín. Él advertía que, con su excelsa oratoria podía llevar la verdad hacia su verdad más conveniente, pero, siguiendo a Cicerón con el tiempo se dió cuenta de que la verdad no era el producto de la manipulación retórica sino que existía en su plenitud y era única.
La verdad no es la que quieres imponer, tampoco es el patrón dinero, no es la belleza como vana ostentación, no es la prisa sin sentido ni la risa socarrona. Cuál es la verdad entonces? Dónde está?
Aristóteles la llamaba "Eudemonía" pero esto se refería a la plena felicidad.
Se produjo, de manera inesperada en el planeta, un silencio que, bien puede provocar pánico o, si lo querés ver de una manera más auspiciosa, nos permitiría reflexionar sobre la "verdad".
Decía Séneca que el ruido es mediocridad y el silencio, la ocasión para una elevación espiritual.
Descubrir la verdad nos transformará. Permanecer en su búsqueda nos perfeccionará.
Por eso, algunos la encontrarán en sus creencias o estarán por siempre en la búsqueda de ella. Otros la reducirán a lo más superficial y material.
Alguien dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida"
Jesús es una gran opción para encontrar la "Verdad" así como la descubrió San Agustín.

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